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Descripción
Si tuviéramos que elegir entre un refresco y agua para calmar una sed extrema, seguramente todos estaríamos de acuerdo en cuál elegir. La diferencia, por supuesto, es que una satisface de verdad y la otra no. Cuando se trata de la sed espiritual, podemos caer en la tentación de recurrir a cosas que no nos sacian en lugar de acudir a quien nos ofrece agua viva: Jesús mismo. En el mensaje de esta semana de Juan 7, el pastor Curtis nos ayuda a ver que esta agua viva es algo que no sólo nos satisface, sino que, al final, fluye de nosotros para ser una bendición para los demás.