Durante el Adviento nos regocijamos por la victoria del Cordero. Hace dos mil años, Jesús asestó el golpe decisivo al pecado, a Satanás y a la muerte mediante la cruz y la resurrección. La lectura del Apocalipsis nos señala la victoria final, cuando nuestros antiguos enemigos serán completamente erradicados de la existencia.

El fin de los tiempos sin duda será un poco aterrador. La bestia será liberada para causar estragos en el mundo. Los líderes poderosos se unirán (véase Génesis 11:1-9) en campañas de opresión, inmoralidad e injusticia (Apocalipsis 17 y 18). Dios nos dio el libro del Apocalipsis para recordarnos que esos sistemas de opresión no tendrán la última palabra.

Este pasaje proporciona una especie de cierre para el apóstol Juan. En el primer capítulo de su Evangelio, Juan nos presentó a Jesús como «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29). La imagen del «cordero» nos ayuda a comprender cómo el evangelio es un nuevo Éxodo, en el que nuestros pecados son expiados y nuestra identidad se encuentra en la sangre del Cordero. El Apocalipsis completa la historia mostrándonos cómo el Cordero sacará a su pueblo de la esclavitud del mal, la injusticia y la inmoralidad de la sociedad humana. El Cordero es también el Rey de reyes, que ejercerá la autoridad definitiva sobre esas fuerzas opresoras. 

Juan obtiene el título «Rey de reyes y Señor de señores» de Daniel 2. Daniel llama al poderoso Nabucodonosor de Babilonia «rey de reyes» (Daniel 2:37). Después de que Daniel interpreta su sueño, el rey Nabucodonosor cae de rodillas y reconoce que Dios es «Dios de dioses y Señor de reyes» (Daniel 2:47). En Apocalipsis, Juan emplea ese título para Jesús.

Cuando Cristo vuelva, lo veremos en todo el resplandor de su gloria. Experimentaremos su victoria definitiva. El pecado, la muerte y el dolor ya han sido derrotados en la primera venida de Cristo; cuando regrese, no quedará ni una pizca de ellos para hacernos daño. Por eso no es solo un rey, sino el Rey de reyes y Señor de señores.

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Adora al Rey de reyes. Nombra un aspecto de la sociedad humana caída y quebrantada que estás deseando que sea erradicado. Adóralo por traer un reino diferente y saborea la visión de un mundo sin injusticias. Dile a alguien que necesite oírlo que Jesús ofrece libertad de la opresión y la injusticia.