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Nuestra obediencia a Dios no garantiza necesariamente que las cosas en nuestra vida no vayan mal, o que no fracasemos. Y, sin embargo, es una píldora difícil de tragar: si estamos obedeciendo a Dios, seguramente todo se acomodará, ¿verdad? En el mensaje de esta semana de Éxodo 4-6, el pastor J.D. nos muestra cómo Moisés enfrentó esta misma lucha en su primera confrontación con el Faraón. En última instancia, Dios permitió que Moisés fracasara no porque fuera cruel, sino como una demostración de su poder salvador y de su gloria incomparable.