El primer año de matrimonio de TJ y Tori fue todo un reto, ya que se mudaron al otro lado del país apenas tres días después de su boda y tuvieron que aprender a fusionar sus vidas.

Mientras hacían malabares con todos los gastos que se avecinaban y los ingresos limitados que conlleva ser estudiantes universitarios a tiempo completo, TJ y Tori se comprometieron a poner a Dios en primer lugar en todas las áreas de sus vidas, incluidas sus finanzas.

A pesar de su falta de recursos, empezaron a diezmar, dando el diez por ciento de sus ingresos a la iglesia cada mes. Dedicar el primero de sus ingresos a principios de mes requería confianza y fe: confianza en la promesa de Dios de proveer todas sus necesidades, y fe en que Él se abriría camino cuando todo lo que podían ver era más meses que dinero.

Cada vez, los fondos llegaban para cumplir con todas sus obligaciones. A veces Dios se valía de otras personas para bendecirlos, como cuando la familia daba dinero extra para las vacaciones o el cumpleaños. A veces las necesidades se satisfacían a través de circunstancias alteradas, como oportunidades adicionales de trabajo o un descuento significativo en un artículo o reparación necesarios. Dios honró su fiel obediencia supliendo todas sus necesidades, un mes a la vez.

A medida que TJ y Tori veían la provisión de Dios actuando frente a ellos de diversas maneras, su confianza y fe aumentaban, permitiéndoles continuar dando con alegría mientras anticipaban ansiosamente la obra de Dios en sus vidas.

"Y mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús". Filipenses 4:19