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De la deuda a la satisfacción: Ver las bendiciones de Dios mientras se da extravagantemente

28 de agosto de 2019

Siendo una joven profesora, Deborah obtuvo su primera tarjeta de crédito y se quedó asombrada de poder comprar algo y pagarlo después. Era casi demasiado bueno para ser verdad.

"Un día, mientras pagaba mis facturas, miré el extracto y me di cuenta de que el importe de los intereses y el pago mínimo mensual eran iguales", recuerda Deborah. "Me di cuenta de que nunca conseguiría saldarla si sólo pagaba el mínimo, así que ese día decidí empezar a trabajar para pagarla".

Era una lección sencilla, pero que necesitaba aprender.

"Algún tiempo después, la batería de mi coche se estropeó y no tenía dinero extra para pagarla", cuenta Deborah. "No quería cargarlo a la tarjeta de crédito, así que lo pagué con el dinero de la compra del mes. Al día siguiente, mi vecina, que también iba a mi iglesia, vino y me dijo que había hecho la compra para su familia y también había comprado algunas cosas para mí. Me dio dos bolsas de papel llenas de comida. No tenía ni idea de lo que había hecho el día anterior".

Deborah aprendió de primera mano que ser responsable económicamente no consistía sólo en labrarse un futuro mejor. Se trataba de usar lo que se te ha dado para ayudar a la comunidad que te rodea. "Dios fue tan bueno al proveerme", dijo Deborah. "Su generosidad creó en mí el deseo de ser generosa con los demás".

Después de casarse con Jim, acordaron hacer de dar una prioridad. "Dábamos tanto que nos hicieron una auditoría", recuerda Deborah. "Pero Jim, siendo el empollón, y armado literalmente con una bolsa de lona llena de documentos financieros, fue capaz de responder a todas las preguntas del auditor."

Dios no sólo les estaba enseñando a confiar en él, sino a confiar en su plan para sus vidas, incluso cuando no tenía sentido.

"El pastor J.D. señaló en un sermón reciente que si das, vives sin deudas y ahorras, tu estilo de vida estará tres pasos por detrás de tus colegas en el trabajo porque la mayoría de la gente no hace esas cosas", dijo Jim. "Para nosotros, Dios utiliza ese contraste en los estilos de vida para enseñarnos a estar contentos".

A lo largo de los años, han seguido dando a pesar de las circunstancias.

"A veces tenemos la tentación de mirar atrás y preguntarnos por qué no ahorramos más, especialmente cuando vemos ilustrado el poder del interés compuesto", dijo Jim. "Cuando eso sucede, simplemente nos recordamos a nosotros mismos que hicimos lo que creíamos que Dios quería que hiciéramos en ese momento, y luego contamos nuestras bendiciones. Y nos damos cuenta de que Dios nos ha bendecido enormemente a pesar de haber dado tanto".

Hoy, Jim y Deborah no tienen deudas, ni siquiera su casa, y su hijo se ha graduado recientemente en la universidad sin deudas propias. Esperan que su historia anime a otros a ser generosos y dar con extravagancia.

"Hemos visto lo verdaderamente maravilloso que es Dios", afirma Deborah. "Él puede proveer todas nuestras necesidades e incluso por encima de eso".