Hay cosas que la gente generosa te cuenta. Pero si te quedas con ellos el tiempo suficiente, empiezas a notar sus secretos. He tenido la suerte, al trabajar en una iglesia y en un seminario, de estar rodeado de gente realmente generosa. Algunas tenían una riqueza considerable. Otras no. Todos vivían con las manos abiertas.

Si mantuvieras una buena conversación con una taza de café con algunas de estas personas, podrías notar algunos puntos en común, que no siempre divulgan ante los demás. Yo lo hice.

He aquí siete secretos de las personas generosas:

1. Los sentimientos no hicieron que empezaran a dar. Lo hizo la convicción. En algún momento, se dieron cuenta de que sus prioridades de gasto estaban desordenadas. Y supieron que Dios quería algo diferente de ellos. Así que empezaron a dar. Lo hicieron, no porque se sintieran bien, sino porque querían ser obedientes. Con el tiempo, su obediencia se convirtió en su pasión.

2. Los que ahora son generosos con mucho, primero fueron generosos con poco. Lo he oído varias veces. La generosidad no estaba determinada por su nivel de riqueza. Estaba presente antes de ser ricos. Y seguiría estando presente si lo perdieran todo. Tanto si tienen mucho como si tienen poco con lo que ser generosos, dan.

3. Tienen objetivos de generosidad. Fueron intencionales en sus donaciones. Se fijaron objetivos de generosidad que les exigían y les hacían sacrificar otras cosas. Sabían que si no lo hacían, corrían el riesgo de descubrir, al final del año, que habían dado menos de lo que deseaban.

4. Llevan la cuenta de su generosidad. Como tienen objetivos, vigilan sus donaciones para asegurarse de que se mantienen en el camino.

5. No sólo son generosos con el dinero. El dinero era sólo un recurso con el que eran generosos. También encontraban otras formas de ser generosos. Si tenían abonos para ver a un equipo deportivo, regalaban muchos partidos a quienes no podían permitirse ir a ese evento. Ayudaban a proporcionar artículos para bebés a madres solteras y embarazadas. La lista podría continuar. Su generosidad invadía todos los ámbitos de su vida, no sólo su cuenta bancaria.

6. Rezan para que Dios les dé oportunidades de ser generosos. Buscan activamente a Dios para que les guíe. Se acercaron a Él con las manos abiertas y le dijeron: "Aquí está lo que tenemos, ¿qué quieres que hagamos con él?

7. Están satisfechos con sus posesiones, pero no con su generosidad. Las personas generosas saben que cuanto más regalan, más contentas están. Sin embargo, están descontentos, pero no con sus posesiones. Siempre quieren dar más. La generosidad se ha convertido en su pasión, no en sus cosas.

Dios nos diseñó, no para ser acaparadores, sino conductos a través de los cuales fluye su generosidad. Las personas generosas viven esto. Su mente se consume con el avance del Reino, no con el avance personal.

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Escrito por Art Rainer, miembro del Equipo de Liderazgo del Ministerio de Mayordomía y Generosidad de Summit .

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