A lo largo de esta pandemia de coronavirus, estamos viviendo un periodo de sufrimiento y aislamiento como nunca antes habíamos experimentado. Aunque no estemos literalmente exiliados, muchos de nosotros podemos relacionarnos con los cristianos del primer siglo que estaban dispersos en el exilio. Puede que estemos separados físicamente de muchos de nuestros hermanos y hermanas en Cristo, pero incluso en estas condiciones, 1 Pedro habla de un mensaje de unidad, esperanza y perseverancia para nuestras almas cansadas.
El mundo que nos rodea está destrozado por los efectos del pecado que conducen a la ruptura, la desesperación y la muerte, pero nos animamos al saber que este mundo no es nuestro último hogar.
Dios ha construido su iglesia para que sea una casa de "piedras vivas" con Cristo mismo como piedra angular. Con este fundamento, estamos unidos en el poder de Cristo para soportar el sufrimiento mientras nos alegramos en la esperanza. Mientras esperamos, nos servimos unos a otros en el amor. Mientras dudamos, nos fortalece la palabra de Dios. Mientras crecemos, vamos y lo contamos. Juntos, podemos soportar todo lo que conlleva esta vida, mientras nos mantenemos firmes en las promesas redentoras de Dios.