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Hay algo en cada uno de nosotros que clama por la aceptación, que anhela la bendición. Y mientras la cultura que nos rodea se esfuerza por conseguir esta aceptación hasta la extenuación, el Evangelio dice que la aceptación de Dios es estrictamente un don de la gracia que no se puede ganar. En el mensaje de esta semana de Hebreos 11, el pastor J.D. nos muestra cómo esta verdad cobró vida para Isaac, Jacob y José. Aunque las circunstancias hubieran podido indicar lo contrario, la fidelidad de Dios siempre estuvo presente, incluso en medio de los días oscuros.