Cómo dar las primicias de sus finanzas

Dios nos ha dado todo lo que tenemos, y todo le pertenece. Así que le devolvemos las primicias de nuestras finanzas, a través de las cuales Él cumple sus propósitos en nosotros y a través de nosotros. Pero si nunca le has devuelto nada a Dios, el primer paso puede parecer difícil. Te ofrecemos algunos pasos prácticos para ayudarte a empezar a dar desde un corazón lleno de amor y obediencia a Dios.

  1. Ama a Dios y confía en Él. Nuestra ofrenda empieza por amar a Dios y confiar en Él. Antes de mirar nuestras cuentas bancarias, debemos recordar a Aquel a quien damos. Recordamos que nos dio vida eterna y abundante al enviar a su Hijo único para que viviera la vida que nosotros nunca podríamos vivir, muriera la muerte que merecíamos y resucitara para darnos una nueva vida. El Evangelio nos muestra que se puede confiar todo a Dios, incluso nuestras finanzas, así que deberíamos empezar por ahí.
  2. Dar. Dar puede parecer abrumador, pero, sinceramente, es sencillo. Simplemente da. Dios nos ordena que le demos lo primero y lo mejor de cada paga (1 Corintios 16:2), incluso cuando no entendemos exactamente cómo va a funcionar. Dar es siempre un acto de fe en Dios. Nunca sabemos exactamente cómo va a funcionar, ¡por eso requiere fe! Si no estás seguro de cuánto dar, empieza por algún sitio. Sin embargo, a lo largo de la Escritura, vemos el diezmo (10 por ciento de tus ingresos brutos) como el punto de partida para nuestra generosidad.
  3. Evalúa a dónde va tu dinero. Para facilitar una administración fiel durante toda la vida, tienes que saber qué dinero entra (ingresos) y de dónde sale (gastos). Necesitas un presupuesto. Si nunca has elaborado un presupuesto, puedes utilizar una herramienta como YNAB o Aspire para hacer un seguimiento de tus ingresos y gastos.
  4. Busque formas de aumentar su margen. Si sus gastos son iguales o superiores a sus ingresos, debe identificar cómo reducir sus gastos y crear margen financiero. Empiece por identificar sus necesidades, deseos y prioridades. A continuación, explore las posibilidades de reducir el gasto en sus deseos y necesidades. ¿Puede comer menos fuera? ¿Puede cancelar algunas de sus suscripciones de ocio? ¿Hay lujos de los que pueda prescindir? Si necesitas más ayuda, puedes encontrar otros recursos de administración aquí.
  5. Comprométete y da con regularidad. La vida de un mayordomo fiel está marcada por la generosidad intencional. Comprométete a dar en proporción a lo que el Señor te ha confiado. Las intenciones y la planificación sólo te llevarán hasta cierto punto. En algún momento, tienes que actuar. Establecer donaciones recurrentes es una buena manera de dar prioridad a Dios en tus finanzas.
  6. Confía en Dios y comprueba su fidelidad. Devolver a Dios las primicias de nuestras finanzas puede hacernos sentir incómodos. Por eso, después de dar, es bueno recordar que Dios nos ama y que podemos confiar en que nos cuidará (Mt 6,25-34). Entonces, tendremos la alegría de ver cómo Dios se muestra fiel a nosotros.